La magia de Oaxaca, sus tradiciones, su folklore, su cultura, sus danzas, sus colores y sus rimas llenaron el Teatro Morelos, con una de sus tradiciones más arraigadas, la Guelaguetza.
Por Karen Aldama
Las ocho regiones se hicieron presentes, cada una de ellas con sus sones y colores, resaltando sus vestimentas bordadas.
El espectáculo abrió con las Chinas de Oaxaca, quienes bailaron e hicieron entrega de la Guelaguetza lanzando frutas, verduras, chocolate y tlayudas a los asistentes.
La región de Huautla de Jiménez pisó el escenario del Teatro Morelos con sus sones mazatecos.
No podía faltar la Región del Itsmo, dónde nació la bella Tehuana y los sones itsmeños cautivaron a los asistentes.
La Sierra Norte se hizo presente con sus sones y jarabes de Betaza.
San Pedro Pochutla, dónde cuando una flor se marchita San Pedro la va a regar llenó de magia el escenario.
Ejutla de Crespo, dónde abundan los ejotes y el mezcal, presentó su Jarabe Ejuteco.
La tortuga del arenal, uno de los sones más representativos de Oaxaca, que recuerda la recolección de huevos de tortuga, hoy actividad penada por la ley, llegó a Toluca desde San Mateo del Área.
Los versos de la tierra de Álvaro Carrillo, así como sus sones y chinelas Llegaron desde Santiago, Pinotepa Nacional.
La “Canción Mixteca”, considerada el himnos de la región mixteca, que hizo cantar a todos los asistentes y dio paso al Jarabe Mixteco.
Desde Tuxtepec, llegó la Flor de Piña, el baile más aplaudido de la Guelaguetza, honor a la buena cosecha de la piña.
La danza de la pluma, desde valles centrales, cautivó a los asistentes por los enormes penachos elaborados con miles de plumas se diferentes colores, está danza recuerda la fusión cultural que se dio tras la Conquista.
Para cerrar el espectáculo se armó en el escenario la gran fiesta oaxaqueña donde todas las regiones participaron.
Una gran fiesta se vivió este domingo gracias a la magia de Oaxaca.