• El académico del Centro Universitario Nezahualcóyotl de la UAEMéx, Carlos Anaya Hernández, alentó a los educadores para la salud a promover estilos de vida saludables en los espacios educativos.
Nezahualcóyotl, Méx; 09 de junio de 2022. Caer en las trampas publicitarias que promocionan bebidas alcohólicas puede llevarnos a ser víctimas de comportamientos negativos que asumen la mayoría de las personas en estado de ebriedad, alertó Silvia Padilla Loredo, investigadora del Centro Universitario Nezahualcóyotl de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx)
En el marco del segundo ciclo de conferencias “La educación para la salud”, la docente universitaria manifestó que a través del cine y otros medios se promueve el consumo de alcohol, lo cual incide en la dependencia hacía esté tipo de bebidas incluso por parte de mujeres y niños; agregó que no se necesita beber para ser felíz pues “la dependencia nos lleva a vivir prisioneros e infelices”.
Durante la presentación de su libro “Todo con medida, hasta el alcohol” la especialista apuntó “existen formas de reproducción simbólica diseñadas para interferir en la forma en que los sujetos consumen bebidas alcohólicas”, enfatizó que si bien su consumo se remonta a inicios de la agricultura pues se obtenían a través de la fermentación de raíces, frutos, semillas, cortezas e incluso flores; actualmente existen industrias culturales que influyen en cómo se consumen las bebidas alcohólicas.
En la Autónoma mexiquense, Silvia Padilla afirmó que desde tiempos prehispánicos cada región y comunidad en mesoamérica poseía sus propias bebidas alcohólicas mismas que consumían con fines culturales, para resistir condiciones climáticas, e incluso las hacían parte de su dieta, gracias al alto contenido de calorías, proteínas y vitaminas que poseen bebidas como el pulque y el aguamiel.
Acompañada por el académico del Centro Universitario de la UAEMéx, Carlos Anaya Hernández, quien alentó a los educadores para la salud a promover estilos de vida saludables en los espacios educativos; la investigadora lamentó que con el avance de las civilizaciones y los procesos neoliberales, el consumo de alcohol se resignificó teniendo como fin último la mera producción y comercialización, “lo que provocó la transformación de los hábitos de consumo en las comunidades de mesoamérica y el cambio en su metabolismo”.
Ejemplo de estás modificaciones que de acuerdo con la docente de la UAEMéx y miembro del SNI se dieron con el pasó del tiempo, fue que bebidas propias de la región como el pulque, el aguamiel, la chicha; y posteriormente el sotol, la bacanora, el mezcal y el tequila con la llegada de los métodos de destilación; se fueron sustituyendo por bebidas extranjeras eliminando así la parte cultural y promoviendo su consumo solo por moda y con fines lucrativos.
Sostuvo que incluso las empresas transnacionales mismas que desertifican el suelo, modifican la flora general y sobre explotan los mantos acuáticos, “han absorbido a los productores locales impulsando la comercialización de bebidas que eran propias de nuestras regiones y estigmatizando la producción local, a la vez que incentivan a la población a consumir ciertas bebidas de acuerdo a sus intereses, signo de que actualmente no bebemos en libertad”.